De David Martín Alvarez
El análisis e un profesor de Enseñanzas medias: omo tras la crisis de 2008, existe una crisis de representación, pero aun más profunda, en un sistema parlamentario pensado para clases medias y altas y donde tales clases acaban representando sus propios intereses. No hay agricultores en los parlamentos, no hay taxistas, no hay barrenderas, no hay pobres. No hay otras razas.
La representación acomodaticia y tediosa no interpela a las clases populares. Es una democracia epidérmica y cooptada por el poder económico y mediático, que no tiene extensión real en los centros de socialización del vecino de a pie. Eso explica la desafección y la abstención. Un problema profundo, sin duda.
Y una crisis de régimen que en vez de llenarse de contenido emancipador como en 2011 se está llenando de trumpismo a la madrileña y derivará en autoritarismo y más manipulación.
Véase la abstención en los barrios de clases populares respecto a los barrios bien de la capital. Perdonen el centralismo, pero es representativo de lo que ocurre.
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