La semana pasada, en
un discurso que más parecía un elogio fúnebre, Cospedal afirmó que Rajoy nos ha sacado de la
crisis; que, gracias a él, España es el país que más empleo crea y
que más crece. Da igual que seamos el segundo país de la Unión Europea en el
que más se ha incrementado la población en riesgo de pobreza extrema. Sólo nos
supera Grecia, según datos de Eurostat.
13,4 millones de personas están al borde de la pobreza. Entre 2008 y 2014, 2,3 millones
de españoles han entrado en riesgo de exclusión. En 2014,
800.000 personas cayeron en esta categoría. Pero según el PP, hemos salido de
la crisis.
Lo dice Cospedal y
debemos dar las gracias a Rajoy. Poco importa que España sea el país de la OCDE
donde más jóvenes aceptan
involuntariamente un empleo parcial. Aquí, un 22% de los jóvenes de 15 a
24 años trabajaban contra su voluntad en empleos precarios. Un 22%, repetimos.
La media de la OCDE es del 4%. No seáis populistas con vuestro
pesimismo, que hemos salido de la crisis.
Hay que fiarse de
Cospedal y del PP. Lo mismo da que España redistribuya la riqueza
peor que la mayoría de los países de la UE. Solo Bulgaria, Letonia,
Lituania, Grecia, Portugal y Rumanía son más desiguales que España. ¿Y qué? Somos un país de
primera división y Rajoy nos ha sacado de la crisis. Un país de primera división con una
capital de primera división, en cuya corona metropolitana la división entre
pobres y ricos es de primera: la más grande de Europa. Pelillos a la mar.
Un día antes de que
Cospedal diera las gracias a Rajoy por sacarnos de la crisis, el secretario
general de Cáritas, Sebastián Mora, afirmaba lo siguiente: “El concepto de crisis económica y sus consecuencias en la
situación de las personas parece que ha desaparecido de los medios,
[pero] seguimos perdiendo la batalla contra la pobreza y la exclusión, que
siguen campando entre nosotros”.
Y mientras el PP saca
pecho por la creación de empleo, la realidad sigue aportando la tozudez de los
datos: El 53% de las personas a las que ayuda Cáritas vive en hogares donde
algún miembro trabaja. Según Mora (y según cualquiera que no sea un
fanático del PP), eso supone que tener un contraro “ya no garantiza un mínimo para sobrevivir”.
Pero gracias, Rajoy, por sacarnos de la crisis.
No os enfadéis. No lo
hacen con maldad. Cuando Cospedal y el PP entero insisten en que hemos salido
de la crisis no lo hacen con afán de engañarnos. Para ellos todos estos datos
existen, los aceptan. Ésa es la salida de la crisis que ellos buscan. Piensan
que es natural: para que haya ricos, tiene que haber pobres. En sociología a este enfoque se le
llama funcionalismo. Sus
defensores (los partidarios de la ley de la selva y el capitalismo salvaje),
ven a la sociedad como un organismo vivo que debe funcionar. Y claro,
ese ser vivo que es la sociedad tiene diferentes órganos. Los pobres son un
órgano necesario: son necesarios para que los ricos mantengan sus privilegios.
Por eso a los
ultraconservadores les encantan las obras de caridad: la caridad mantiene a los
pobres en su condición de pobres. Los mantiene medio vivos. Nadie quiere una sociedad en la
que los pobres se mueran rápido. Mejor que aguanten explotados
y a medio gas. Otra cosa es la justicia social: las medidas que incentiven la
igualdad de oportunidades, o una educación pública de calidad que permita la
movilidad social, o un sistema sanitario igual para todos: de eso nada, no vaya
a ser que los pobres cada vez lo sean menos y estén más sanos… y los ricos sean
cada vez menos ricos…
Para el PP salir de la crisis es esto: que la precariedad cobre carta de naturaleza y se quede entre
nosotros para siempre. Parece que con 2,3 millones de desheredados más, por fin
nos acercamos alnúmero óptimo de
pobres ansiado por la derecha.
Toño Fraguas
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