jueves, 16 de agosto de 2018

Felipe VI, el arte de llorar a las víctimas y municionar a los asesinos

Por Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de ‘El libro negro del Ejército español’.

A día de hoy resulta harto notorio que vuestra venerada magnificencia tiene una particular debilidad por la venta de armas y por los sanguinarios opresores y sátrapas, a los que incluso place de recibir, reír y embellecer su salpicada imagen. Baste rememorar que, recién ungido soberano de esta su España, viajasteis hasta Arabia Saudí para reconfortar a los hermanos saudís ante la pérdida de su tan querido tirano. No colmado con aquella atención, que no pocas protestas desató entre sus súbditos más felones, hasta en tres ocasiones intentasteis repetir el periplo, esta vez con intención de trapichear con armas por cientos o miles. Expedición que se consumó con éxito, para satisfacción suya y desesperación de no pocos, a principios de 2017. Finalmente, como no hay dos sin tres, recibisteis al heredero a la corona saudí en nuestra grande y libre nación, retratándose ambos sonrientes y pajareros a principios de 2018. A carcajada unísona, para ser exactos.

Si sabido es que la máxima preocupación de una gran mayoría de sus súbditos, bien educados en los parabienes de la bandera, la nación y su persona, no excede de Sálvame, Playstation, fútbol y Netflix, no lo es menos que algunos millones de antipatriotas y malvados de diverso pelaje gozan de intereses algo diferentes. Abrigan estos pecaminosos ciudadanos una torticera interpretación en la que se entiende que su excelentísima santidad sois versado de las atroces ejecuciones que acontecen en Arabia Saudí por cientos al año (150 en 2017) y miles a la década. Ejecutados cuyos delitos oscilan entre la homosexualidad, el adulterio, el ateísmo o la tan terrible disidencia. Se cree, en todo caso, con la humildad y el no escaso margen de equivocación de los siervos, que quizá a tan altísima excelencia no le incomode en alguna forma tales ejecuciones, dado que bien pudiera ser que su regio estómago estuviera, por el bien de la Patria, todo sea dicho, acostumbrado e incluso agradecido de tales episodios. Alguno existe, extremista como pocos, que sostiene lo deleitoso que le resultaría de repetir en tierras no tan áridas como aquellas tales depuraciones si la coyuntura lo permitiera.

Porque a poco que se analice la historia reciente nadie podrá negar que el antaño rey, ese conocido como Campechano, tan querido y adorado por la villanía, se postró a un sanguinario dictador mientras este asesinaba, reprimía y estrangulaba a su pueblo. Todo ello por el único y expreso deseo de conseguir una corona que le permitiera vivir al margen de la legalidad, como así fue, y cometer delitos, uno tras otro, en una vida que ya hubiera querido para sí el mismísimo Al Capone, y que le han reportado según los conocedores en la materia casi 2.000 millones de euros.

Se duda, igualmente, no con pocos argumentos, que su regia y excelentísima persona desconozca las atrocidades y salvajadas que sus hermanos sentimentales del Oriente Próximo están cometiendo en Yemen, donde suman más de diez mil cadáveres, entre los que no resulta muy complejo contar niños y niñas, ancianos y ancianas. Gracias a la formación que sus pilotos recibieron en nuestra Gloriosa España disponen sus hermanos de un gran tino en aquello de arrojar bombas, las cuales tan pronto caen en un cementerio atestado de personas devastando, amputando y segando a aquellos que lloran a sus muertos; como abaten un mercado en el que perecen por cientos los que allí pretendían hacerse con un bocado con el que llenar los vacíos estómagos, no en vano más de 17 millones de personas están en riesgo de hambruna en Yemen (tres de cada cuatro ciudadanos); como impactan en un hospital en el que yacen en condiciones horribles y tortuosas miles de malheridos; o como derriban un colegio y lo rocían todo de mutilación, destrucción y muerte.

Dado que su ilustradísima majestad, más entendida y diestra que su progenitor, legitimada por los designios de uno de los mayores asesinos del siglo pasado y la cópula de uno de los mayores adúlteros de las últimas décadas, pudiera no atisbar los reparos de algunos de sus súbditos, aquellos más desagradecidos con su persona y su linaje, en la desfachatez suya de asistir a la conmemoración de los atentados del 17 de agosto le quisiera recordar que son precisamente sus hermanos sentimentales los que han financiado económicamente la expansión de las ideas más radicales, tanto allá, en el Oriente Próximo, como acá, en Europa, lo que no pocos atentados ha originado. Incluidos los que se dispone a convertir en acto laboral, cual plañidera.

Puede que esta certeza no le genere mayor fatiga que los bombardeos o las decapitaciones que comentábamos al principio de esta misiva o que tal vez saboree de todo ello por aquello de que tales acontecimientos podrían atestar sus bolsillos al igual que, según numerosas denuncias, se colmaban las múltiples y pesadas faltriqueras del amado padre suyo con las bombas y la muerte. Puede, porque ya casi nada parece imposible y algunos somos perversos por naturaleza, que brillase en su interior una cierta satisfacción cuando el pueblo catalán fue lacerado el pasado 17 de agosto por los mismos a los que financia por aquello de que las tragedias unen a las familias más encontradas. Y no conseguido este anhelo tan patriótico, muchos sospechan, no descabelladamente, que pudiera haber sentido una cierta satisfacción con el apaleo de ciudadanos acaecido el 1 de octubre, tal y como lo haría el padre que espera que el cinturón resuelva lo que su ejemplaridad (o falta de ella) no fue capaz de inspirar, dado que ni una palabra amable tuvo para los apaleados. Los cuales tienen menos consideración en su persona que los asesinos, los corruptos y los criminales.

Nadie puede descartar que no sea conocedor del reciente bombardeo, acaecido el 9 de agosto de 2018, en el que sus amados sauditas tuvieron la ocurrencia de aniquilar tres autobuses en los que viajaban niños que acudían a un campamento de verano, igual que nuestros hijos, con resultado de 29 niños asesinados y un mínimo de 30 menores heridos (para un total de 50 muertos y 77 heridos). No resulta muy difícil, pero sí muy hiriente, intentar evocar las escenas: niños y niñas cercenados, decapitados, segados, quemados, despellejados. Pequeños como los nuestros, esos a los que tanto amamos, esos a los que cualquier contrariedad nos conduciría a la desolación. Casi sesenta familias destrozadas, casi sesenta padres y madres entre los que jamás quisiera encontrarme.

Y lo hicieron, como gran cantidad de las tropelías hasta ahora relatadas, incluido el terrorismo acaecido en Barcelona, que tan beneficioso resulta para la industria armamentista con la que tan piadosa relación mantiene, merced a la munición (casi 200 millones de euros en los últimos años), las armas (casi 800 millones de euros) y el blanqueo de imagen que tanto usted como su padre ofrecen, no desinteresadamente según diversas informaciones, a los criminales sauditas. Obras que, si algún día fueran juzgadas, constituirían crímenes tan repugnantes que despacharían sus regias posaderas a una prisión internacional.

Luis Gonzalo Segura
Son todas estas razones, estimo, las que, por si su atareada agenda de venta de armas no le permitieron percatarse, unidas a otras no menos trascendentales, como haberse convertido España en un antro de corrupción y un Parque Nacional y refugio meridional de franquistas, fascistas y ultraconservadores de diferentes familias, géneros y especies los que generan no pocos fastidios en cuantiosos súbditos suyos.

Por todo lo aquí relatado, mi admirado y querido Señor, quisiera solicitarle muy humildemente que cese la venta de armas a criminales; elimine la inviolabilidad jurídica y permita que tanto su padre como usted y no pocos familiares suyos puedan ser juzgados como lo sería cualquier otro ciudadano que tales acciones ha perpetrado; abdique y someta a discusión y referéndum el destino, los anhelos y la organización territorial de sus hogaño vasallos; sancione, repudie y permita juzgar el franquismo (y a los franquistas); y ponga a disposición judicial la documentación e información con la que cuente sobre cualquier actividad delictiva en la que tanto usted como sus familiares pudieran haber conocido o participado.

martes, 7 de agosto de 2018

Casado miente como Cifuentes, por Ignacio Escolar

Un repaso documentado a las mentiras del presidente del PP sobre los indicios de delito que ha encontrado la justicia en su máster regalado

Pablo Casado: “Yo no estoy investigado por ningún tribunal. No recae sobre mí ningún indicio de culpabilidad”
Falso. La jueza que investiga el caso máster  ha encontrado indicios de delito de Pablo Casado por el título que recibió de la URJC. Las evidencias son claras y por eso ha pedido al Tribunal Supremo que le impute por prevaricación y cohecho impropio.
Si Casado no fuera aforado, estaría imputado ya, igual que lo están ya otras tres alumnas del mismo máster, que recibieron los mismos sobresalientes, las mismas convalidaciones y el mismo trato de favor que el nuevo presidente del PP.
Pablo Casado: “En ningún caso yo he recibido ningún regalo y en ningún caso he recibido nada que no fuera lo mismo que se hiciera con el resto de alumnos”
Falso. En ese máster de la URJC, igual que en el que cursó Cristina Cifuentes, había dos tipos de alumnos. Los “ordinarios”, como los llama la jueza: doce estudiantes sin enchufe especial. Y los "escogidos", según la jueza, los cuatro VIP, entre ellos Pablo Casado: todos ellos relacionados con la URJC o con el PP.
Los ordinarios iban a clase y la asistencia era obligatoria. Los VIP no.
Los ordinarios se examinaban. Los VIP no.
Los ordinarios tenían prácticas. Los VIP no.
Los ordinarios realizaron un trabajo especial de fin de curso, que defendían ante un tribunal. Los VIP no.
Los ordinarios cursaron 22 asignaturas. Los VIP solo cuatro.
Los ordinarios no están siendo investigados por la justicia. Los VIP sí.
¿Hicieron algo los alumnos VIP, aparte de pagar las tasas? Una de esas alumnas, ante la juez, ya ha confesado que no, que no hizo absolutamente nada. Los otros tres dicen que aprobaron las cuatro asignaturas que les quedaban con cuatro trabajos, y nada más.
Pablo Casado: “Todo era correcto en materia de reconocimiento de créditos”
Falso. Las convalidaciones que recibió Pablo Casado, y que le ahorraron cursar 18 de las 22 asignaturas del máster, también fueron excepcionales. Según detalla la jueza, solo los cuatro alumnos VIP se beneficiaron de estas convalidaciones, a pesar de que varios de los alumnos ordinarios tenían la misma licenciatura en Derecho que Pablo Casado, y con el mismo plan de estudios. Solo los alumnos VIP consiguieron este trato de favor.
Pablo Casado: “En ningún caso se puede tratar como regalo algo que sencillamente no se tiene. Esto es un curso de doctorado que habilitaba a inscribir una tesis que finalmente no se hizo”
Falso. Solo cuando la prensa y la justicia empezaron a investigar sobre este máster, Pablo Casado lo empezó a despreciar como simple “título habilitante”. En las primeras líneas de su currículum oficial en el Congreso, Casado lo presenta como “Máster en Derecho Autonómico y Local por la Universidad Rey Juan Carlos”, no como “curso de doctorado para una tesis que finalmente no se hizo”.
Casado infla y desinfla su currículum a conveniencia, igual que antes hizo con esos “posgrados en Harvard” que eran cursillos de cuatro días en Aravaca
Pablo Casado: “Yo no tengo ningún título para colgar de la pared. Yo si fuera a la secretaría de alumnos de la Rey Juan Carlos no me podrían dar nada”
Falso. Si Casado pagase las tasas, la secretaría de alumnos de la URJC le daría el mismo título de máster que varios de sus compañeros de promoción sí han retirado, como explica la jueza en su escrito al Tribunal Supremo.
Pablo Casado: “Además yo no conocía a las personas que pudieran haber dado ese regalo”
Falso. Claro que conocía a Enrique Álvarez Conde, el acusado de regalarle el título de máster. “Le vi muy pocas veces y le trataba de usted”, aseguró Casado a eldiario.es. A quien no conocía es al resto de los alumnos. Jamás le vieron por clase, como han declarado todos ellos ante la jueza.
Pablo Casado: “(Yo era) una persona que no era nadie más que un diputado autonómico recién nombrado, sin ninguna responsabilidad, sin ninguna capacidad de hacer nada en la Administración”
Falso. Un diputado es cualquier cosa menos “nadie”: es parte del poder legislativo y por tanto cuenta con bastante más poder que un alumno convencional. Casado puede ser imputado por cohecho impropio –tal y como solicita la jueza al Supremo– precisamente porque entonces ya era diputado autonómico, un cargo público. Llevaba varios años cobrando importantes sueldos públicos de la política.
Además, en aquel curso, Casado también era presidente de Nuevas Generaciones en Madrid, una organización política que tenía su peso y su influencia en las elecciones universitarias de la URJC.
Álvarez Conde, tal y como figura en la investigación, regaló másteres a alumnos con bastante menos importancia de la que entonces ya tenía el hoy presidente del PP. Casado nunca fue un alumno más. Tampoco en su anterior Universidad.
Pablo Casado: “Lo que me han hecho a mí no se ha hecho a nadie en este país”
Falso. Entre la promoción de Pablo Casado y la de Cristina Cifuentes, ya son catorce los alumnos bajo la lupa de la justicia por el caso máster, destapado por eldiario.es. Todos ellos tienen unos nexos en común. “Su especial relación personal o profesional con Enrique Álvarez Conde o su especial relevancia política”, como afirma en su último escrito la jueza.
De los catorce alumnos VIP de los máster de la URJC que están siendo investigados por la justicia, hay dos especialmente famosos: Pablo Casado y Cristina Cifuentes. Pero hay otros alumnos imputados, el resto de los VIP, todos ellos menos conocidos que estos dos líderes del PP. La única diferencia en el trato que le ha dado la Justicia a Casado es que aún no está imputado, por el privilegio del aforamiento.
Pablo Casado: “¿Es normal que en España estemos cuatro meses dando tanta importancia mediática a una cuestión que es irrelevante en términos políticos?”
Tal vez en el PP les parezca “irrelevante” – una “brisa en un portaviones que avanza con paso firme”, como dijo el nuevo secretario general– que su presidente haya podido obtener un título oficial en una Universidad pública sin dar un palo al agua. O que mienta con la facilidad y ligereza con la que lo hace. O que una jueza haya encontrado indicios de delito en su comportamiento. O que el Tribunal Supremo tenga que decidir si se le tiene que procesar penalmente.
Afortunadamente para los lectores, la “relevancia mediática”, el espacio que la prensa dedica a cada noticia, no la decide el presidente del PP. Al menos no en eldiario.es.
Pablo Casado: “En absoluto (pienso dimitir). El Partido Popular tiene unas normas muy tasadas para determinar en qué materias y en qué supuestos se tienen que asumir responsabilidades y en este caso no se cumplen ninguna de ellas”
Cierto. Lo cual no dice nada bueno del código ético del PP.
Pablo Casado: “Después de muchos meses de indefensión, tiene que ser el Tribunal Supremo quien determine si hay algún tipo de responsabilidad”
Cierto. Y esta es una muy buena noticia para Casado porque allí se va a encontrar con muchos jueces que deben su carrera al partido que preside.
Al Tribunal Supremo español solo se llega por elección directa de los veinte vocales del Consejo General del Poder Judicial. A estos vocales los escogen directamente los partidos. Y hace años que son mayoría los vocales nombrados a dedo por el PP.
Pablo Casado: “He dado todo tipo de explicaciones y he mostrado mis trabajos”
Falso. Solo enseñó la portada de esos trabajos, pero no los ha mostrado a la prensa. No sabemos si son originales o un plagio, como el artículo que publicó en un libro sobre la marca España. La jueza incluso tiene dudas de que esos trabajos se presentaran ante la Universidad y por eso ha solicitado al Supremo que reclame ese viejo ordenador donde Casado dice que los encontró, para que la policía haga un peritaje informático forense y compruebe en qué fecha se crearon esos archivos.
Pablo Casado: “Lo que sé es que no se cometió ninguna irregularidad por mi parte”
Falso. Salvo que Casado crea que un título de un año y 600 horas lectivas en una Universidad pública se aprueba en quince días, como si fuera un mal curso de guitarra por correspondencia.
Pablo Casado: “Unas supuestas irregularidades que estarían prescritas”
Falso. En su escrito al Supremo, la jueza lo argumenta muy bien. En caso de que existan varios delitos –prevaricación y cohecho impropio en este caso– el plazo de prescripción lo marca el delito de mayor gravedad. Y el delito de prevaricación administrativa, el más grave de estos dos, prescribe a los diez años. Es decir, en 2019.
Que Casado haya dicho esto solo demuestra su nerviosismo, y también cuál será su estrategia de defensa judicial.
Pablo Casado: “La ética no la marcan ni los periodistas ni los políticos. La ética la marca la ley”
Falso. Mentir no suele ser un delito, y es algo que condena todo código ético desde los diez mandamientos de Moisés.