sábado, 18 de junio de 2016

Unos sicarios quemaron las ruedas de Seseña

La Guardia Civil investiga si tres empresarios españoles les pagaron por incendiar el mayor cementerio de neumáticos de Europa

Llegaron en todoterreno por la zona madrileña del mayor cementerio de neumáticos de Europa. Y le prendieron fuego por cuatro zonas diferentes. Causaron un enorme incendio, el desalojo de 6.500 vecinos y una gran nube tóxica visible a 50 kilómetros de Seseña (Toledo). La Guardia Civil cree que los sicarios que lo hicieron cobraron unos cinco mil euros. Investiga a dos empresarios valencianos y uno manchego por si fueron ellos los que pagaron para que todo ardiera.

Fue un trabajo por encargo”. Uno de los investigadores de la Guardia Civil resume las pesquisas que se llevan a cabo sobre el incendio del cementerio de neumáticos de Seseña (Toledo), el mayor de Europa y que ardió desde la madrugada del 13 de mayo. Los agentes del Seprona han llegado a la conclusión de que las llamas fueron provocadas. Varias personas entraron a bordo de al menos un vehículo todoterreno en el cementerio por su lado madrileño, en la localidad de Valdemoro, y se distribuyeron en varios puntos distintos del enorme vertedero (117.000 metros cuadrados de terreno con más de cinco millones de neumáticos usados). El fuego tuvo, según fuentes de la investigación, cuatro orígenes diferentes, cuatro focos entre Torrejón de Velasco y Valdemoro (un vecino de Seseña aseguró a los agentes que vio dos o tres focos diferentes), lo que muestra que el objetivo era que se quemara la mayor cantidad posible de ruedas.

Los neumáticos ardieron durante veinte días, con llamas que alcanzaron veinte metros de altura, causaron una enorme nube de humo (visible desde 50 kilómetros) y provocaron el desalojo de todos los vecinos de la urbanización El Quiñón, levantada por Francisco Hernando, conocido como el Pocero. Los estudios medioambientales indicaron que se habían superado 86 veces en esa zona de Seseña los límites recomendables de benzopireno (un compuesto cancerígeno) en el aire. El nivel de benceno, un hidrocarburo también cancerígeno, registrado en la estación de El Quiñón fue tres veces superior al mayor alcanzado el año anterior en cualquier punto de España. La contaminación llegó a otras poblaciones cercanas, como Aranjuez, donde se registraron también picos continuados de benceno en el aire. Los cuatro colegios de Seseña estuvieron cerrados durante tres semanas. Durante ese tiempo, los vecinos que volvieron a sus casas salían de allí con mascarillas protectoras.

Las investigaciones dan por hecho que alguien contrató a esos sicarios para que el cementerio de ruedas ardiera. “Fue un trabajo por el que se pudo pagar entre cuatro mil quinientos y cinco mil euros”, apuntan fuentes próximas al caso. El móvil más probable: la venganza por un gran negocio perdido. Cuatro días antes del incendio, el Ministerio de Agricultura, la Comunidad de Madrid y el Gobierno de Castilla-La Mancha habían alcanzado un principio de acuerdo para, tras 15 años de irregularidades y desidia, desmantelar el enorme cementerio. El pacto contemplaba que una empresa pública, Emgrisa, se hiciera cargo de los gastos de sacar de allí las ruedas y de destruirlas.

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