sábado, 9 de diciembre de 2017

¿Quiénes son los apoyos de Puigdemont en Bruselas?

Theo Francken
El “asilo” voluntario del expresident Puigdemont en Bélgica ha encontrado un apoyo interesado, el de Theo Francken, secretario de Estado de Asilo e Inmigación, del partido nacionalista flamenco N-VA. En Bélgica son conocidos los vínculos de Theo Francken con la extrema derecha y con Bob Maes, un activista pro nazi. A Bob Maes, que fue uno de los líderes del partido nacionalista flamenco Volksunie en los años 1950, 1960 y 1970, se le atribuye simpatías nazis durante la invasión germana a Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial. Fundó la Vlaamse Militanten Organisatie (VMO), una milicia de extrema derecha, que ahora está disuelta.

Bob Maes celebró su 90 cumpleaños en octubre de 2014 en el salón de actos del Ayuntamiento de Zaventem, en la periferia de Bruselas, en esa fiesta estuvo presente Theo Francken. 

Maes, en su adolescencia, había sido miembro de la Juventud Nacional Socialista de Flandes, y cuando estalló la II Guerra Mundial, se afilió a la Liga Nacional Flamenca, una organización que colaboró estrechamente con el ocupante nazi de Bélgica. Tras la liberación, en septiembre de 1944, Maes se entregó a la policía; estuvo un año encarcelado y fue privado de sus derechos civiles durante otros 20. A finales de los años cuarenta reanudó, sin embargo, su actividad política fundando una milicia flamenca ultraderechista.

Este es el socio o principal apoyo de Puigdemont en Bélgica, de hecho, en la manifestación de Bruselas del pasado 7 de diciembre aparecieron miembros de la división flamenca belga, apareciendo la estelada catalana junto a una bandera cercana al nazismo.

Además de su relación con conocidos nazis, Francken se ha labrado una reputación como uno de los políticos europeos más duros en materia de migración y asilo, política de la que es titular en el Gobierno. Su actitud altiva y sus salidas de tono en la prensa y las redes sociales han generado no poca polémica en el país y copado la actualidad belga.

En enero de 2016, en medio de uno de los picos de las llegadas de personas en busca de refugio a Europa a través del Mediterráneo, su homólogo griego lo acusó de haber dicho que frenaran como fuera a las personas en el mar, aunque se ahogaran. Francken criticó también a las organizaciones que trabajan rescatando personas y pidió que Bélgica se retirara de la Operación Sophia de la Unión Europea. Aunque la misión se centra en la lucha contra las redes de tráfico, no en las misiones de rescate, el político flamenco argumentó que la presencia de navíos en la zona incrementaba el efecto llamada y pidió que las personas rescatadas fueran devueltas a Libia.

Y su política no es menos severa en casa. En el verano de 2015, la saturación del sistema de asilo belga, hizo que centenares de personas quedaran varadas en el Parque Maximilien, frente a la Oficina de Extranjería de Bruselas en pleno corazón financiero de la capital belga. Se constituyó, de forma espontánea y gracias a la solidaridad ciudadana, una suerte de campo en parque que daba cobijo a estas personas mientras conseguían registrar su demanda de asilo. Francken criticó entonces a las organizaciones que ofrecían ayuda en el campo y se negó durante meses a ofrecer alojamiento a esas personas. De hecho, un tribunal de Bruselasllegó a condenar a Bélgica por ello.

Tras la destrucción del campo de refugiados conocido como ‘La Jungla’, en Calais (Francia), cientos de sus habitantes se desplazaron a Bélgica para tratar alcanzar desde aquí Reino Unido. Muchos de ellos son sudaneses y malviven en el mismo parque Maximilien que acogió a centenares de personas hace unos meses. Tras un acuerdo entre el gobierno belga y el sudanés, la policía lanza redadas en el parque y los detenidos son posteriormente identificados por las autoridades de Sudán para ser expulsadas. Cabe recordar que el presidente del país, Omar Hasán Ahmad al-Bashir, tiene una orden detención de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad. Theo Francken celebró una de estas operaciones policiales en su perfil de Facebook utilizando el hashtag #limpiar, en referencia a la misma.

Y aún hay más. La oficina del Secretario de Estado para Asilo y Migración también se dedicó a enviar cartas a demandantes de asilo iraquíes en las que defendía que las condiciones de seguridad en Irak, un país destrozado por una guerra en la que la propia Bélgica ha tomado parte, habían mejorado. En ellas se insistía en que el proceso es largo, duro y sin garantías de conseguir la ansiada protección internacional y le instaba por tanto a renunciar a su petición de refugio y regresar a Irak.

Otro de los casos más conocidos es su condena por denegar un visado humanitario a una familia siria de Alepo. El Tribunal de Justicia de la UE determinó sobre un caso parecido que efectivamente, aunque los Estados miembros podía tramitar visados humanitarios, no estaban obligados a hacerlo. Un golpe a quienes defienden la promoción de las vías seguras de llegada a Europa para evitar más muertes en el camino y, por supuesto, a la familia que el político flamenco celebró en las redes sociales.

No parece por tanto que la oferta de Theo Francken de examinar una posible demanda de asilo de Carles Puigdemont responda a la preocupación del Secretario de Estado por la situación de los derechos humanos en España. Su posición se debe por el contrario a su pertenencia a un partido nacionalista flamenco con aspiraciones independentistas. Francken aprovecha la visibilidad del procés para airear sus propias ideas pero la llegada de varios miembros del antiguo Govern y su expresidente enfrenta al político con sus promesas.

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