lunes, 20 de noviembre de 2017

La Libertad de Conciencia y de Religión no se ha celebrado ni reivindicado hoy

Hoy, que se ha conmemorado la aprobación por las Naciones Unidas de la Declaración de los Derechos del Niño (1959), y de la Convención de los Derechos del Niño (1989), refrendado por la mayoría de países del mundo, incluida España.

Se han celebrado actividades en muchísimos centros educativos y por muchas autoridades públicas responsables de los sistemas educativos. Se ha hablado mucho de estos derechos en todos los medios de comunicación, y se han visto numerosas imágenes, entre ellas las de niños y niñas en los parlamentos y en los salones de plenos de los ayuntamientos...
 
Pero, que se sepa y a excepción de Europa Laica que lo hace todos los días, nadie ha reivindicado el derecho de los niños y niñas a la libertad de conciencia y de religión. Es más este derecho pasa desapercibido y se oculta en días como hoy, y las autoridades públicas, incluyendo aquí a numerosos directores y directoras de centros educativos, toman medidas y/o consienten un día sí y otro también, actos que van contra estos derechos. Y lo hacen respaldados por la llamada "carta magna".

La libertad de conciencia de los niños y jóvenes no se respeta en la Constitución del 78 (aquí un elemento a cambiar en el necesario proceso de regeneración democrática del país), pues dice en su art. 27.3., que "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones", como si los hijos fueran una propiedad de los padres que los pueden modelar a su gusto.

Nuestra Constitución va contra la Convención de los Derechos del Niño, que viene a desarrollar y concretar la Declaración de los Derechos del Niño, que dice en su art. 14.1. que "Los estados partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión".

Por lo tanto, los políticos y gobernantes deben ser consecuentes, dejarse de celebraciones engañosas, y empezar a tomar medidas para cumplir los tratados que firman, dando cauces para que se respete el derecho de niñas y niños a la libertad de conciencia y de religión.

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